Mi hijo está en el salón mirando la tele y yo en la cocina. Tenemos una cocina abierta al salón-comedor, es el único cambio que he hecho en la casa desde que tengo niño.
Salgo un momento la pasillo… no ha pasado ni una décima de ese segundo:
– ¿Donde estás?
– Estoy aquí, en el pasillo.
– Me has asustado, pensaba que te habías ido y no volverías.
La semana pasada hizo 5 años que no conocimos… ¿A dónde puedo irme? Voy en pijama, con las zapatillas… ¿Dónde cree que me puedo ir? y ¿para qué?
– No, no me voy, no me voy nunca… nunca me iré y menos sin decírte dónde voy y cuando vuelvo.
– No te vayas.
– Tengo pipi.
– Quédate aquí que seguro que no se te escapa.
Mis hijos también me lo preguntan…especialemnte mi hija (el próximo viernes cumplimos 6 años juntos)…
Estamos en casa, en pijama, zapatillas, es de noche. Me levanto del sofá y me dice:
– ¿A dónde vas?
– Al baño
– Ah….es que creí que te ibas. Si te vas avísame, eh? No te vayas sin mí….