Un día llegué a la crèche, hacía solo 15 días que había estado una semana y había dejado a mi niño la mar de feliz.
Cuando entré a la sala era la hora en la que recogían las cacerolas y los platos de la cocina, justo antes de la siesta, y la crèche estaba en plena ebullición. Tres cuidadoras se me acercaron con las ollas para saludarme y yo con mi más enorme sonrisa dije: ¿Lebes? Y vi a mi niño que me miraba desde la puerta de la cocina y sin vacilar se acercaba caminando. Me señaló con su dedo regordete y me preguntó: ¿titi? (¿te sientas?).
Esta fue la primera palabra que me dijo… ¿titi?. Tenía 14 meses y yo llevaba ya 10 tramitando su kafala, haciendo viajes, yendo y viniendo, dejándolo…
En mi total ignorancia (10 meses de proceso parece que no son nada…) le contesté: Nooooo, no soy una titi! soy la mama, ma-ma.
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